proporciones
Son, por lo tanto, las disposiciones de las formas, su carácter, su conjunto, aquello que constituye el-fondo inagotable de nuestras sensaciones. Es de este principio del que cabe partir cuando, en Arquitectura, se pretende producir sentimientos, cuando se quiere hablar al espíritu, emocionar al alma y no contentarse con colocar piedra sobre piedra e imitar al azar disposiciones y ornamentos convencionales o copiados irreflexivamente. La intención motivada en el conjunto, las proporciones y el buen acuerdo de las distintas partes producen las sensaciones.
La Música, ese Arte divino que nos cautiva, tiene la más íntima de las relaciones con la Arquitectura. Se trata de las mismas consonancias, las mismas proporciones. Según la fábula, la Ciudad de Tebas fue construida a los sones de la Lira de Anfión. Esta ficción nos enseña como mínimo que los antiguos sentían cuánto la Arquitectura está relacionada con la armonía, la cual no es otra cosa que la conveniencia de las distintas partes para formar un todo relativo. La Arquitectura es verdaderamente armónica.
Se pueden ordenar las formas y las proporciones en tres clases: aquellas que nacen de la naturaleza de los materiales y del uso de los objetos en la construcción de los cuales son empleadas; aquéllas por las que el hábito nos ha creado de algún modo una necesidad, como las formas y las proporciones que se ven en los edificios antiguos; por último aquellas que, más simples y mejor definidas que las demás, deben ser preferidas por nosotros debido a la facilidad que tenernos para captarlas.
Un edificio debe parecer que crece fácilmente desde su propio solar, y debe estar configurado en armonía con sus alrededores si la Naturaleza allí se manifiesta; y si no, intentar hacerlo de forma tan tranquila, sustancial y orgánica como Ella lo hubiese hecho de haber tenido la oportunidad. Nosotros, los del Medio Oeste, vivimos en la llanura. La llanura tiene una belleza propia, y deberíamos reconocer y acentuar esta belleza natural, su perfil suave. De ahí los tejados suavemente inclinados, las proporciones de poca altura, las silenciosas líneas de horizonte, la chimeneas corpulentas suprimidas y los voladizos protectores, las plataformas bajas y los muros que se extienden por el exterior apoderándose de los jardines privados.
La arquitectura como creadora del espacio está basada en la ordenación sistemática del material de visión espacial y constituye una elaboración creativa de la imagen visual tridimensional para el propio uso y disfrute del hombre. Así como en la música, que opera en el tiempo, predomina el movimiento en sus diversos grados y efectos dinámicos, en la arquitectura, que opera en el espacio, las cualidades dominantes son la constante expansión y el poder sereno de sus proporciones. Pero, ¿en qué sino en poesía del espacio se basa el estimulo de las visiones perspectivas o del desarrollo espacial de un edifico real, produciendo un efecto sereno y liberador en nuestra alma, expandiéndola y elevándola? ¿Acaso el espacio no ejerce parte de su magia con la mera visión de sus planos de arquitectura?
El artista no siempre puede ofrecer proporciones gigantescas que susciten una gran impresión; más el verdadero arquitecto no dejará de serlo al construir la casa de un leñador.
El decoro unos propondrá la relación entre proporciones y ornamentos, descubriendo nos además, a primera vista, el motivo de las construcciones y su destino.
La calidad o belleza positivas del Estilo Internacional dependen de una utilización técnicamente perfecta de los materiales -tanto si se trata de metal, madera, vidrio o cemento-, de la exquisitez de las proporciones de elementos tales como puertas y ventanas, y de la relación entre dichos elementos y el conjunto del diseño.
Actualmente observando que se prescinde voluntariamente del ornamento no sólo en la arquitectura, sino también en la decoración de interiores de las casas… Esta prescindencia señala el despertar de una sensibilidad que descubrirá un ornamento intrínseco (soberano) en un edificio, en un objeto, en una flor con el cuerpo humano, el cual se manifiesta en proporciones y en volúmenes…
(1) En primer lugar hemos de conocer la naturaleza de los materiales que hemos de emplear; (2) asignar a dichos materiales una función y fuerza relativas al objeto , de modo que las formas expresen con la mayor exactitud posible tanto esta función como esta fuerza ; (3) incluir un principio de unidad y de armonía en esta expresión, esto es, la escala, un sistema de proporciones, una ornamentación acorde con el fin y con una significación , pero tener en cuenta también la variedad que señale los múltiples aspectos de la necesidad esas a satisfacer.
Hasta aquí se ha trabajado a partir de las proporciones de los cinco Órdenes de Arquitectura empleados en los antiguos edificios de Grecia y de Italia: es un modelo precioso no se podía proceder de un modo más acertado. Pero ¡cuántos artistas sólo han empleado estos Órdenes de un modo maquinal, sin alcanzar las ventajas de una combinación que puede hacer un todo caracterizado, capaz de producir ciertas sensaciones! Estos artistas no han sabido concebir de un modo más feliz la analogía y relación de esas proporciones con los sentimientos del alma.
Y, después de todo, ¿cómo se ponen de acuerdo los partidarios de la belleza proporcional sobre las proporciones del cuerpo humano? Algunos sostienen que ésta debe ser de siete cabezas; algunos que debe ser de ocho; mientras otros la extienden incluso hasta diez; ¡gran diferencia en divisiones numéricas tan pequeñas! Otros emplean métodos diversos para estimar las proporciones, y todos con el mismo éxito. Pero, ¿son estas proporciones exactamente las mismas en todos los hombres bellos, o son siquiera las proporciones que se encuentran en las mujeres hermosas? Nadie dirá que lo son; aunque ambos sexos son indudablemente capaces de ser bellos, y la hembra la que más; y creo que su ventaja difícilmente se atribuirá a la exactitud superior de la proporción en el sexo bello.
Para el arquitecto, construir significa emplearla material en función de sus propiedades de su naturaleza, con el fin de satisfacer una necesidad utilizando los medios más simples y más duraderos , y para que la construcción refleje durabilidad y proporciones adecuadas sujetas a ciertas reglas impuestas por los sentidos, la razón y el instinto humano. Así pues, los métodos del constructor deberán variar en función de la naturaleza de los materiales, de los medios de que disponga, de las necesidades que deba satisfacer y del entorno cultural al que pertenezca.