virtud

Al regionalismo de la restricción se opone otro tipo de regionalismo: el regionalismo de la liberación. Esta es la manifestación de una región que está especialmente en sintonía con el pensamiento emergente de la época. Calificamos a esta manifestación de “regional” solo porque aún no ha surgido en otro sitio. El mérito de esta región consiste en ser más consciente y más libre de lo habitual. Su virtud es que su manifestación tiene significación para el mundo exterior a ella. Para expresar este regionalismo de manera arquitectónica es necesario que se construya bastante –preferiblemente mucho- al mismo tiempo. Solo así puede ser la expresión suficientemente general, suficientemente variada, suficientemente convincente para atraer la imaginación de la gente y proporcionar un clima amigable el tiempo suficiente para que se desarrolle una nueva escuela de diseño.

Establecer un punto en el caos es reconocerlo necesariamente gris en razón de su concentración principal y conferirle el carácter de un centro original desde donde el orden del universo va a brotar e irradiar en todas las dimensiones. Afectar un punto de una virtud central es hacer de él el lugar de la cosmogénesis. A este advenimiento corresponde la idea de todo Comienzo (concepción, soles, irradiación, rotación, explosión, fuegos de artificio, haces de luces) o, mejor: el concepto de huevo.

El contraste en el que el objeto se encuentra en su entorno participa en su caracterización. Según se fijan en nosotros las distintas situaciones con la representación del objeto, se fijan también en nuestra representación determinados acentos que caracterizan la forma real. Podemos hablar de un acento excepcional y uno normal, de uno casual y otro típico, en atención a las exigencias del efecto que se hayan fijado en nuestra representación en el cambio. El artista, en virtud de su talento, enriquece nuestra relación con la naturaleza, llevando a la forma real a situaciones que la dotan de un nuevo acento normal. / Cuanto más normales y típicos son los acentos en una obra de arte, ésta posee un significado más objetivo. Pues, en oposición a la mera forma real, se ha ampliado el contenido de lo que nosotros hemos llamado representación de la forma, hasta tal punto que nos imaginamos un complejo de representaciones de movimiento en un papel espacial activo. Y, asimismo, con ese contenido también hemos ampliado las demandas que exigimos a la apariencia en cuanto expresión de la naturaleza espacial y plástica.

En tanto existan todavía artistas en el Werkbund y en tanto sean capaces de ejercer alguna influencia en su destino, deberán protestar contra cualesquiera sugerencias en el sentido de establecer cánones o tipificación. En su más íntima esencia, el artista es un individualista ardiente, un creador libre y espontáneo. Por su propia y libre voluntad, jamás debe subordinarse a una disciplina que le imponga un tipo, un canon. Instintivamente desconfía de cualquier cosa que pudiera esterilizar sus actos y de cualquiera que predique unas reglas que le pudiera impedir elaborar sus ideas para alcanzar libremente unos fines, o que intente encerrarlo en una forma universalmente válida, en la que tan sólo puede ver una máscara que encubre de virtud lo que no es sino incapacidad.

Durante la Edad Media las relaciones espaciales mostraron cierta tendencia a ser organizadas como símbolos y valores. La cosa más importante· en la ciudad era la aguja de la iglesia, que apuntaba al cielo y dominaba los demás edificios, así como la iglesia dominaba sus esperanzas y sus temores. El espacioestaba dividido arbitrariamente para representar las siete virtudes, o los doce apóstoles, o los diez mandamientos o la trinidad. Sin una referencia simbólica constante a las creencias y símbolos de la Cristiandad la base lógica del espacio medieval se habría derrumbado. Aun las mentes más razonadoras no estaban exentas de esa influencia. Roger Bacon había adquirido grandes conocimientos en óptica, pero después que hubo descrito las siete capas del ojo, agregó que poresos medios Dios había querido expresar en nuestros cuerpos una imagen de las siete dotes del espíritu.

Contrariamente a algunas ideas populares, la arquitectura moderna no puede reducirse a una fórmula única. Tampoco está relgamentada porun molde estándar cuya colocación es universal e indiscriminada en el Norte, Sur, Este u Oeste. La falta de uniformidad es una de sus virtudes. Las influencias ambientales son enormemente importantes. Las concesiones hechas al clima resultan por sí solas en modificaciones en la orientación, la interpretación y las formas externas. La sensibilidad a los materiales -nuevos y antiguos- y su uso adecuado es otra de las muchas facetas de la nueva arquitectura. Dentro de un área geográfica dada, experimentando condiciones climáticas similares, se producen aún más desviaciones de un «estilo» nacional como resultado de la variedad de materiales de construcción disponibles y de la artesanía local en el uso de tales materiales.