Como primera cosa, el diseñador debe proporcionar un nuevo nivel de vida avanzado para todos los pueblos del mundo. Debe progresivamente dar vivienda a los dos billones y un cuarto de personas en establecimientos de control físico avanzado. Estas viviendas servidas mecánicamente han de ser una continuidad de techos, fijos y movibles, suficientes para permitir las crecientes interacciones humanas convergentes y divergentes, tanto si están en tránsito como si son residentes, trabajan, juegan o se desarrollan, interconectando cada central del mundo y penetrando las viviendas autónomas del nivel más avanzado, hasta en la geografía más remota. La logística de esta gran fase de industrialización debe recoger la riqueza de la energía cósmica, dentro del inventario de los 92 elementos químicos a magnitudes no sólo jamás soñadas, sino que, mucho más importante, a magnitudes adecuadas para las necesidades avanzadas de la humanidad. Queda implícita la emancipación de los hombres de cualquier deuda que no sea con el intelecto.
En contraste con los abundante factores negativos inherentes al feudalismo (como la deuda, el miedo, la ignorancia y una infinita variedad de crisis y caídas inevitables por culpa de la dependencia de los azares de la naturaleza) , la industrialización tiende a «acentuar lo positivo y eliminarlo negativos», primero tomándola meditada la naturaleza ido convirtiendo la principios descubiertos mediante esos mediciones en conocimiento y en anticipación de las contingencias. Día y noche, en verano y en invierno, en un clima benigno o adverso, el tiempo la distancia se controla. Las continuidades de la producción se mantienen y se practican con anticipación.