intervención

La arquitectura, ligada directamente a la realidad productiva, no sólo es la primera en aceptar, con rigurosa lucidez, las consecuencias de su ya realizada mercantilización: partiendo de sus propios problemas específicos, la arquitectura moderna, en su conjunto, está en condiciones de elaborar, ya antes de que los mecanismos y las teorías de la Economía Política faciliten los instrumentos de actuación un clima ideológico que integre eficazmente el design, a todos los niveles de intervención, en un Proyecto objetivamente destinado a reorganizar la producción, la distribución y el consumo del capital en la ciudad del capital.

Con cada nuevo edificio se interviene en una determinada situación histórica. Para la calidad de esta intervención, lo decisivo es si se logra o no dotar a lo nuevo de propiedades que entren en una relación de tensión con lo que ya está allí, y que esta relación cree sentido. Para que lo nuevo pueda encontrar su lugar nos tiene primero que estimular a ver de una forma nueva lo preexistente. Uno arroja una piedra al agua: la arena se arremolina y vuelve a asentarse. La perturbación fue necesaria, y la piedra ha encontrado su sitio. Sin embargo, el estanque ya no es el mismo que antes.

Entonces ha llegado ese momento en que era preciso grabar los rasgos de la cara. Ha hecho jugar la luz y la sombra en apoyo de lo que quería decir. La proporción ha intervenido. Y la proporción está libre de toda restricción, es una invención total que hace que un rostro sea radiante o lo estropea. En la proporción se reconoce al plástico; el ingeniero se borra, el escultor trabaja. La proporción es la piedra de toque del arquitecto; entonces se ve forzado a decidir si es plástico o no. La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz; la proporción es aún y exclusivamente el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz. La proporción desecha al hombre práctico, al hombre audaz, al hombre ingenioso; apela al plástico. Grecia y, en Grecia, el Partenón, han marcado la cúspide de esta pura creación del espíritu: la proporción.