utilización
Quede claro que de ahora en adelante utilizaremos la expresión «arquitectura» para designar los fenómenos arquitectónicos propiamente dichos, los de diseño y los de proyección urbanística. De momento dejaremos en suspenso la cuestión de si las definiciones que vamos a dar pueden aplicarse igualmente a cualquier proyecto que modifique la realidad a nivel tridimensional con el fin de permitir el desarrollo de cualquier función vinculada a la vida asociativa (definición que comprende la proyección vestimentaria, como elemento de reconocimiento social y vehículo de convivencia; incluso la proyección culinaria, no como elaboración de objetos para la subsistencia individual, sino como construcción de contextos con función social y connotación simbólica, como el menú, la carta, etc.; en cambio, la definición excluye la elaboración de objetos tridimensionales cuyo fin primario no sea la utilización, sino la contemplación, como las obras de arte o las realizaciones espectaculares, aunque comprenda fenómenos de construcción escenográfica, instrumentales respecto a otras fases de realización espectacular, etc.).
Los materiales elegidos para la ejecución de una obra y las técnicas adoptadas para su manipulación son los dos aspectos que más influyen en una composición. Más adelante se explicará con mayor detalle, pero ahora baste con decir que siempre es la composición quien ha de ajustarse al material y a la técnica, y nunca al revés. Por consiguiente, la composición ya ha de permitir reconocer con claridad los materiales que se van a emplear y la técnica que se va a adoptar. Esto es válido tanto si se trata de construir un monumento como de proyectar objetos decorativos más pequeños.
Sin embargo, la composición también se ha de ceñir a otros muchos aspectos. Los más importantes entre estos son: la clara caracterización de la finalidad del edificio (Bauzweck), los medios económicos disponibles, la situación geográfica, la orientación, la duración de utilización prevista, la exigencia estética de incorporarse al entorno y la configuración de una imagen exterior que responda realmente a la estructura interior, etcétera.
¡Como siempre, y por tanto también en los factores que acabo de citar, la búsqueda de la verdad ha de ser el norte que guíe al arquitecto! ¡En este caso, el carácter y el simbolismo de la obra surgirán por sí mismos: la iglesia emanará santidad, el edificio estatal de administración, serenidad y dignidad, el establecimiento de ocio, alegría, etcétera…!
GEAM ha establecido ciertos principios y hace las siguientes proposiciones: 1. Reforma de los derechos de propiedad sobre el suelo edificable y el espacio aéreo, a fin de alcanzar un más fácil intercambio. Introducción de un sistema de utilización estratificada del espacio aéreo por los habitantes. 2. Las construcciones deben ser variables e intercambiables. 3. Las unidades espaciales producidas por estas construcciones serían igualmente alterables e intercambiables en su uso. 4. Los habitantes deben tener la oportunidad de adaptar ellos mismos sus residencias a las necesidades propias del momento. 5. La industria y la prefabricación deben ser utilizadas plenamente en la edificación como medio de reducir los precios. 6. La ciudad y la planificación urbana han de ser capaces de adaptarse al desarrollo de la circulación. 7. Los lugares de trabajo y los residenciales, así como las áreas para la cultura física y la espiritual, deben ser intercalados entre las secciones individuales de la ciudad.
El proyecto «Merz» para la arquitectura recurre a todo tipo de materiales según el sentimiento arquitectónico para obtener un efecto, que la arquitectura puede imitar. La utilización de materiales arbitrarios significa una ampliación de la fantasía. La fantasía en estos casos trabaja rítmicamente con ritmos ya dados. La transposición del proyecto al material, así como a las posibilidades constructivas, es cuestión de la realización. El proyecto da la sugerencia.
La calidad o belleza positivas del Estilo Internacional dependen de una utilización técnicamente perfecta de los materiales -tanto si se trata de metal, madera, vidrio o cemento-, de la exquisitez de las proporciones de elementos tales como puertas y ventanas, y de la relación entre dichos elementos y el conjunto del diseño.
La prueba de la perfección a que llegó la arquitectura antigua está en la creación de algunas formas fundamentales que, casi como alfabeto de la arquitectura, se convirtieron en patrimonio de todas las civilizaciones. Hoy ya han nacido, a partir de las nuevas necesidades y de una utilización racional de los materiales, como hemos visto, algunas formas que representan la solución perfecta y única a las necesidades de partida y se pueden considerar precisamente patrimonio internacional, del mismo modo que el elemento columna o el elemento arco eran fundamentales en las arquitecturas pasadas.
La modulación de la estructura espacial según el género, las dimensiones, la materia y la posición ofrece posibilidades todavía muy poco explotadas y se puede intentar proponerla como un medio amplio de organizar el urbanismo, con todas sus consecuencias, incluyendo, bien entendido, una utilización en las construcciones aisladas.