visuales

Hoy comienza a aparecer una actitud contraria, un movimiento tenaz y creciente en la ciencia y en el arte que tiende hacia procesos y sistemas que desmaterializan el objeto y desacreditan las posesiones físicas. Lo que los científicos consideraban antaño como sustancia configurada en forma, y comprensible en consecuencia como objeto tangible, se reconoce ahora como energía y su organización dinámica. En las artes visuales, los pintores y escultores han llegado a conclusiones no muy diferentes de las de los científicos. Los artistas han liberado sus imágenes y formas del mundo inhibidor del objeto. La pintura se ha convertido en la captura y disposición de energías visuales. Gracias a las innovaciones de ciertos arquitectos e ingenieros contemporáneos, los edificios también están perdiendo su solidez objetual y su capó capacidad para convertirse en algo ligero y transparente, en acontecimientos «desclasificados».

Mientras que la imagen es central para la creación de paisajes, la tendencia de muchos paisajistas contemporáneos a asumir que esto prioriza únicamente las cualidades visuales y formales limita significativamente el pleno alcance eidético de la creatividad paisajística. Uso aquí el término eidético para referirme a una concepción mental que puede ser ilustrada, pero puede igualmente ser acústica, táctil, cognitiva o intuitiva. A diferencia de la pura impresión retinal de ciertas representaciones (fotografía, pintura, ilustración, etc.), las imágenes eidéticas contienen una amplia gama de ideas que conforman la base de la creatividad humana. En consecuencia, la manera en que ‘imaginamos’ el mundo condiciona literalmente cómo la realidad es conceptualizada y conformada.