Walter Gropius

Pintores y escultores, derribad las paredes que os separan de la arquitectura y construid con nosotros, luchad con nosotros para conseguir el objetivo final del arte: la concepción creadora de la catedral del futuro, que volverá a abarcarlo todo en un solo cuerpo, arquitectura, escultura, pintura.

Construir significa la configuración de los procesos vitales. La mayoría de los individuos tienen unas necesidades vitales parecidas. Por consiguiente, satisfacer, de un modo uniforme y similar estas necesidades humanas parecidas, es lógico en el sentido de un fenómeno económico. En consecuencia, no se justifica que cada casa manifieste un plan, una forma exterior, unos materiales constructivos y un «estilo» distintos. Esto significaría un derroche y una acentuación falsa de lo individual. A cada individuo le queda la libertad de elegir dentro de los. diferentes tipos. El objetivo final de este desarrollo se alcanzará cuando puedan satisfacerse todos los deseos justificados del individuo para su vivienda, sin que se pierda la ventaja económica de la fabricación en serie: las casas y su mobiliario, en su apariencia total, deberá ser diferente en correspondencia con el número y tipo de sus moradores; en cambio, las partes singulares, de las que está compuesta, deberán ser las mismas. El tipo en sí mismo no es un obstáculo para el desarrollo cultural, sino precisamente uno de sus presupuestos…

Unicidad artística: condición previa para el «estilo». Si la elaboración cuidadosa de todos los detalles favorece ya a cada casa singular, en este principio subyace un pensamiento cultural mucho más profundo: el pensamiento del «estilo de la época»…

Un objeto es definido por su naturaleza. Con el fin de diseñarlo para funcionar correctamente -sea un recipiente, una silla o una casa- debemos, ante todo, estudiar su naturaleza; porque debe servir a su fin perfectamente, es decir, debe cumplir útilmente su función, ser duradero, económico y «bello». Esta investigación sobre la naturaleza de los objetos nos lleva hacia la conclusión de que mediante una actividad de ponderación resuelta de los métodos modernos productivos, de las construcciones y los materiales, se originan formas con frecuencia inusuales y sorprendentes, puesto que se desvían de las convencionales (considérense, por ejemplo, los cambios en las formas de las instalaciones de calefacción o de alumbrado).

En la industria impera el principio de la división del trabajo. Según éste, el inventor orienta toda su energía espiritual a la vitalidad de la idea, de la invención; el fabricante, en cambio, se centra en la producción barata y sólida, y el vendedor, en la venta organizada de las mercancías elaboradas. Sólo así, con la ayuda de fuerzas especializadas de trabajo, se logra aprovechar económicamente lo esencial, a saber, la invención espiritual y proporcionar al mismo tiempo al público buena calidad desde el punto de vista artístico y técnico.

La Bauhaus opina que la diferencia entre la industria y la artesanía depende mucho menos de las herramientas que usan, que de la división del trabajo en la industria II de la unidad del trabajo en la artesanía. Pero los dos están aproximándose crecientemente uno a otro. El artesanado del pasado ha cambiado, y el futuro artesanado debe entremezclarse en una unidad productiva nueva en la que deben llevar a cabo trabajo de experimentación para la producción industrial. Los intentos especulativos de los talleres-laboratorio deben elaborar modelos y prototipos para la fabricación productiva en las industrias.

El objetivo último de toda actividad creadora es la construcción. En un tiempo, el embellecimiento de la construcción fue la función más noble de las bellas artes. Todas ellas constituían los componentes indispensables de la gran arquitectura. Hoy las artes poseen una existencia autosuficiente y deben ser rescatadas de esa situación mediante el esfuerzo consciente y cooperativo de todos los artífices de la construcción. Arquitectos, pintores, escultores deben reconocer nuevamente y tomar conciencia del carácter complejo de un edificio, tanto como entidad como en sus partes separadas. Solamente así su trabajo resultará imbuido del espíritu arquitectónico que había perdido en tanto que «arte de salón».

La idea de la industrialización de la construcción de casas encuentra su plena realización en el hecho de que las partes constructivas singulares se repijan en todos los diseños de la Sociedad y de este modo posibiliten una producción en serie, que responda a la economía y a la rentabilidad. Sólo mediante el principio de la producción en masa pueden crearse mercancías totalmente buenas …

¿Qué es arquitectura? ¡La expresión cristalina de los pensamientos más nobles del hombre, su fervor, su humanidad, su fe, su religión! ¡Eso fue antaño!

El arte se alza por encima de todos los métodos; en sí mismo no puede ser enseñado, pero sí la artesanía. Los arquitectos, pintores y escultores son artesanos en el sentido estricto de la palabra: por ello, los estudiantes necesitan como base indispensable para cualquier producción artística una formación perfecta y completa en los oficios y las técnicas, adquirida en los talleres y en las prácticas en los terrenos de experimentación.