Hugh Ferriss

LA TENTACIÓN DE LA CIUDAD es la forma romántica de expresarlo: la imaginación dibuja a un joven rural, que siempre se dirige al sueño de «la gran ciudad» ; la todavía no formulada, pero ya reluciente, metrópolis. Llamémoslo como queramos: instinto gregario o necesidad económica: la tendencia primaria con la que debemos lidiar en cualquier formulación de la futura ciudad es la tendencia hacia la centralización.

Esta próxima generación se moverá para abandonar la práctica, aún vigente entre los diseñadores, de la evasión y el engaño con respecto a los hechos materiales. Del arquitecto que propone colocar una columna de mampostería en la fachada de un edificio de acero de tal manera que sugiera que está sirviendo de soporte -cuando, de hecho, el soporte es proporcionado por el acero, y la columna no soporta nada-, dirán: «Esta es una mentira; como si dijera que apoya alguna causa cuando, en realidad, es un farsante.» La costumbre de emplear formas que ya no sirven a las funciones, el ambiente que concibe que la belleza estructural puede existir sin verdad, será visto como decadente; así como descartarán, por sentimentalista, la noción de que la belleza arquitectónica fue entregada definitivamente a los constructores de la antigüedad. El empleo de construcción moderna como soporte de lo que son poco más que escenarios clásicos o medievales, será visto, en las mejores circunstancias, como un arte teatral menor, pero ya no como Arquitectura.

En términos generales, se ha asumido por costumbre que un edificio es un éxito total si proporciona utilidad, conveniencia y salud a sus ocupantes y, además, presenta un exterior agradable. Pero este estado de ánimo no aprecia que las formas arquitectónicas tienen necesariamente otros valores más allá de los utilitarios, e incluso otros que vagamente llamamos estéticos. Sin duda, estas mismas formas influyen de manera muy específica tanto en la vida emocional como en la mental del espectador. Los diseñadores se han dado cuenta de la importancia del principio declarado por el difunto Louis Sullivan, «La forma sigue a la función». El axioma no se debilita por la comprensión adicional de que el Efecto sigue a la Forma.