Gordon Pask

Una consecuencia del funcionalismo y del mutualismo es el énfasis en la forma (más que en la constitución material) de los edificios; los materiales y los métodos adquieren relevancia bastante más tarde en el proceso de proyecto. Otra consecuencia es que se requiere que los arquitectos diseñen entidades dinámicas más que estáticas. Claramente, la parte humana del sistema es dinámica, pero también es cierto (aunque menos evidente) que la parte estructural debe representarse como un regulador continuo de sus habitantes humanos.

La estructura de una ciudad no es tan sólo el caparazón de la sociedad; al contrario, la estructura actúa como un programa simbólico de control al mismo nivel que las restricciones rituales que se sabe que regulan el comportamiento de varias tribus y que producen un comportamiento más homeostático que divergente. De ahí que el arquitecto sea responsable de las convenciones de los edificios y la configuración del desarrollo de tradiciones (este comentario simplemente refuerza la idea de que un edificio controla a sus habitantes a un nivel organizativo).

Los arquitectos son, primero y ante todo, proyectistas de sistemas que se han visto forzados, a lo largo de más o menos los últimos cien años, a interesarse cada vez más por las propiedades organizativas (es decir, intangibles) de los sistemas de desarrollo, comunicación y control. Los problemas de diseño se afrontaban tal como surgían, pero desde hace algún tiempo se ha puesto de manifiesto que es necesaria una teoría unificadora de base. La cibernética es una disciplina que cumple esa función en la medida en que sus conceptos abstractos pueden interpretarse en términos arquitectónicos (y, donde proceda, identificarse con sistemas arquitectónicos reales), para formar una teoría (cibernética arquitectónica, la teoría cibernética de la arquitectura).

La tendencia se dirige hacia una máquina que funciona como instrumento al servicio del habitante, una noción que se verá refinada, creo, hacia el concepto de un entorno con el que el habitante coopera y en el que puede externalizar sus procesos mentales; es decir, que se enfatizará el mutualismo respecto al funcionalismo.

Las estructuras cobran sentido como partes de sistemas mayores que incluyen componentes humanos y el arquitecto se preocupa de forma prioritaria por esos sistemas mayores; éstos (y no sólo la parte de ladrillo y mortero) son lo que diseñan los arquitectos. Apodaré a este concepto «mutualismo arquitectónico» para dar a entender la reciprocidad entre estructuras y hombres o sociedades.