Etienne-Louis Boullée
Sí, yo creo que nuestras edificios, sobre todo los edificios públicos, deberían ser, en cierto sentido, poemas. Las imágenes que ofrecen a nuestros sentidos deberían evocar en nosotros sentimientos análogos a la finalidad a la cual estos edificios han sido consagrados.
Vosotros qué queréis llegar a ser arquitectos, comenzad por ser pintores.
Así pues, es cierto que lo grande necesariamente se alía con lo bello.
¿Por qué la figura de los cuerpos regulares se capta de golpe? Porque sus formas son simples y sus caras regulares y además se repiten. Pero como la magnitud de las impresiones que ,sentimos a la vista de los objetos está en razón de su evidencia, lo que nos hace distinguir más particularmente los cuerpos regulares es que su regularidad y su simetría son la imagen del orden, y esta imagen es la de la evidencia misma. De estas observaciones se desprende que los hombres no pudieron tener ideas claras acerca de la figura de los cuerpos antes de tener la idea de regularidad.
La imagen de lo grande nos gusta desde todos los puntos de vista porque nuestra alma, ávida de ampliar sus goces, desearía abarcar el universo.
El cuerpo esférico es, desde todos los puntos de vista, la imagen de la perfección. Reúne en sí la simetría exacta, la regularidad más perfecta, la variedad más grande; tiene el mayor desarrollo; su forma es la más simple, su figura está dibujada por el contorno más agradable; en fin, este cuerpo está favorecido por los efectos de la luz que son tales que no es posible que la degradación de la misma sea más suave, más agradable y más variada. Éstas son las ventajas exclusivas que le ha dado la naturaleza y que tienen un poder ilimitado sobre nuestros sentidos.
Con el tiempo existirá un museo de arquitectura que conservará todo lo que se puede esperar del arte gracias a los esfuerzos de quienes lo cultivan.
¿Esto nos autoriza a afirmar la posibilidad de un arte que sea pura invención? Para poder, lícitamente, aventurar esta pretendida posibilidad, habría que probar que los hombres pueden concebir imágenes que no tengan ninguna relación con los objetos de la naturaleza. Sin embargo, es indudable que no hay idea que no emane de la naturaleza.
Por proporción de un cuerpo entiendo un efecto que nace de la regularidad, la simetría y la variedad. La regularidad produce en los objetos la belleza de las formas; la simetría, su orden y su conjunto hermoso; la variedad, las caras o aspectos por los cuales se diversifican ante nuestros ojos. Ahora bien, de la reunión y del respectivo acuerdo resultante de todas las propiedades nace la armonía de los cuerpos.