género

En los límites de la óptica funcional, para asegurar una correspondencia característica entre la función y el espacio, no basta con identificar la función, sino que es preciso identificar también el espacio correspondiente. Los pasos graduales necesarios para abocar a este género de correspondencia han sido uno de los principales rasgos de nuestra manera funcional de abordar el problema. Materializar esta relación equivale a materializar la relación funcional interna entre el fin y los medios. Si bautizamos esta trama como unidad funcional, descubrimos que constituye uno de los elementos necesarios para la edificación de una ciudad. En el interior de esta unidad funcional vemos que el espacio y la forma confieren una expresión particular a las individualidades funcionales. Sin embargo, cuando el contenido funcional se tiñe de metafísica, la expresión individual está marcada a veces por el simbolismo.

Hemos visto que este arte consistía en la composición y en la realización tanto de edificios públicos como de edificios privados. Estos dos géneros se subdividen en un gran número de especies, y cada una de estas especies es todavía susceptible de una infinidad de modificaciones.

La modulación de la estructura espacial según el género, las dimensiones, la materia y la posición ofrece posibilidades todavía muy poco explotadas y se puede intentar proponerla como un medio amplio de organizar el urbanismo, con todas sus consecuencias, incluyendo, bien entendido, una utilización en las construcciones aisladas.